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La alcada

El suelo que pisas

Puede que nunca te hayas fijado en él. Toda la alcada está cubierta por este magnífico enlosado de piedra. Resistente, cálido y bonito. ¿Qué más se le puede pedir a un suelo?

Placas de roca hasta más allá de donde alcanza la vista. Y te preguntarás, ¿de dónde sacaron tanta piedra? La leyenda dice que cada habitante de la ciudad contribuía con una baldosa como único impuesto por vivir aquí. Una vez al año, los aldeanos iban a los túneles que hay en la ladera sobre la que se asienta la ciudad. Picaban las paredes hasta sacar un pedrusco de buen tamaño, y luego lo llevaban al castillo. Los guardias lo cortaban en trozos con forma de baldosa para entrenarse. Al día siguiente los aldeanos volvían y colocaban la baldosa en este lugar.

Así, poco a poco, esta zona del valle, que antes era un terreno sin vida, pasó a ser el lugar donde mucha gente trabajaba y hacía sus tratos con forasteros.

Nadie sabe por qué la tradición de las piedras terminó. Quizá no quedaba más roca en los túneles, no hacía falta más explanada o simplemente los gobernantes decidieron empezar a recaudar otra cosa.

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Bishibosh -

Nota: Actualmente no se pagan impuestos de ningún tipo en Grifalco. Únicamente los forasteros pagan unos carísimos permisos para entrar en la ciudad.